Soy una mujer caleña que creció en un hogar deliberante en el cual la madre, cosa muy excepcional para la época, era una muy destacada profesional. Contaban mis padres y en general mi familia que caminé y hablé muy rápido. Creo que desde ese entonces no me he callado. Cuando salíamos de paseo repetía uno a uno los ríos de nuestro hermoso Valle del Cauca.
Me eduqué en Liceo Benalcázar, colegio que siempre ha sido femenino, más aún con una tradición “feminista” en el sentido de que impulsó el liderazgo de las mujeres cuando todavía la ciudad era bastante conservadora.
Crecí en valores como el amor al conocimiento y un sentido de igual que aprecié siempre mucho y que compaginaba con principios sagrados en mi casa: el respeto por el otro y el reconocimiento de igualdad en medio de las diferencias.
Me gustaba la literatura y luego la filosofía en quinto y sexto. Producto del esfuerzo intelectual que suponían las discusiones teóricas de mis padres alrededor de temas como la justicia, la equidad complementado con el rigor académico del colegio decidí estudiar derecho y filosofía.
Por mis calificaciones fui nombrada secretaria de la facultad (académica) en quinto semestre y después estuve un tiempo casi como vicedecana porque todavía no me había graduado. Dicté clases de filosofía y me gradué con tesis meritoria. La docencia es una actividad que he desarrollado con dedicación y esmero.
Después de algunos años en la vida académica de la Universidad del Rosario, trabajé en la ESAP como Directora del Programa de Educación a Distancia en Administración Municipal. Mi primer acto oficial fue viajar al Valle del Sibundoy en Putumayo a graduar una cohorte de indígenas Sibundoyes. Ese viaje para mi fue impactante, la llegada a ese impresionante valle y lo que significaba el acto realizado, cambió el rumbo de mi vida profesional.
El trabajo en la ESAP me permitió conocer el país, darme cuenta de las enormes diferencias en el desarrollo regional, la iniquidad que se traducía también en lo social y económico; el territorio donde se había nacido también la aumentaba. La educación de calidad en el territorio, podrían hacer la diferencia. Por eso trabajé con tanto entusiasmo formando nuevos administradores públicos.
Tuve la maravillosa oportunidad de apoyar la pedagogía territorial de la Asamblea Nacional Constituyente. La ESAP era responsable de constituir mesas territoriales para estudiar la Constitución Nacional. Como Subdirectora de Programas Regionales coordiné buena parte de la estrategia. Recorrimos el país recogiendo propuestas de todos los rincones de Colombia que deberían incluirse en la nueva Constitución. Fue un momento de gran optimismo democrático.
Luego de esa, tal vez la experiencia laboral más amada, me fui a hacer una maestría en Administración pública en Alemania con énfasis en temas de planeación, federalismo y modernización del Estado.
Al regresar al país, trabajé en FINDETER, en la GTZ, entidad de la cooperación alemana,en la Coordinación del Programa para la Mejor Gestión de Departamentos, en temas de paz territorial, en los que pude analizar el comportamiento de los distintos actores. Durante este tiempo fundamos la RED RINDE (Red de Iniciativas para la gobernabilidad, la democracia y el desarrollo territorial.